Las personas que tienen epilepsia tienen un riesgo mayor de trastornos del aprendizaje, que dificultan su desempeño escolar y deberían ser tenidos en cuenta.

Se estima que el 50% de los alumnos con epilepsia tienen dificultades escolares y el 30% de los casos farmacorresistentes requieren educación especial. Además, el 25% tiene trastornos específicos del aprendizaje, de los cuales la mitad presentan problemas madurativos.

Las repercusiones de la epilepsia en el rendimiento escolar responden a la interacción entre múltiples factores: como los psicosociales, relacionados con la presencia de ansiedad o depresión.

Las dificultades que pueden tener las personas con epilepsia no se reducen únicamente al ámbito académico. Si conocemos los signos de alarma podemos apoyarlas con ayuda de psicopedagogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, etc. Estos profesionales harán su evaluación para podernos orientar como proceder. Si van a un centro dónde estén todos los profesionales será más fácil hacer una evaluación conjunta.

Las dificultades más probables que pueden tener los niños con epilepsia se dan en las siguientes áreas de aprendizaje:

  • Problemas específicos en la lectoescritura.
  • Problemas de lenguaje y comunicación.
  • Problemas de memoria.
  • Problemas socioemocionales.

Todo esto no quiere decir que una persona con epilepsia no pueda aprender pero, como no todos somos iguales, tendremos que individualizar cada caso. Como norma general debemos pensar que todos los niños pueden aprender, quizás no al mismo ritmo ni con los materiales para enseñar distintas destrezas, pero en todos se puede aportar algo. El cerebro infantil es flexible y todo aprendizaje puede potenciarse a través de sus puntos fuertes adaptando nuestras expectativas a su capacidad general. Si detectamos precozmente sus dificultades y virtudes, es más fácil poder crear un plan específico.

Como padre/madre o tutor/a legal debemos colaborar con el centro escolar y hacer refuerzo en casa.

¿Qué debemos hacer en el centro?

  1. Nos debemos asegurar que los maestros y demás personal de la escuela sepan qué hacer cuando se produzca una crisis elaborando un protocolo personalizado y actualizado a seguir mientras y después de una crisis.
  2. Hay mediaciones que producen somnolencia. Avisar a la comunidad educativa que si perciben esto, lo comuniquen a la familia para que puedan hablar con su pediatra para ajustar la dosis.
  3. Hablar con el centro para mirar si hay que realizar un “plan individualizado” de estudios.
  4. “Educar” a los compañeros de su hijo/a antes que vean una crisis. En este caso, avanzarse es primordial para no asustarles y para la inclusión. Como es lógico, primero tiene que acordarlo con su hijo/a y con el centro.

¿Qué podemos hacer en casa?

  1. Estimular la memoria mediante juegos (como encontrar la pareja con cartas boca abajo, o reteniendo cadenas de palabras, números o ambos cada vez más largos). Estos juegos tienen que estar ajustados al nivel y edad del niño. Si es demasiado fácil o difícil podemos no progresar o frustrarle por no poder realizarlo.
  2. Trabajar la concentración. Hacer ejercicios de relajación cada vez más largos. Podemos empezar con 20 segundos y acabar con 15 minutos. Como hemos comentado antes, cada persona es un mundo, por eso debemos adaptarlo. Tener un lugar de trabajo ordenado y sin materiales que nos distraigan, ayuda a la concentración a la hora de estudiar. También ayuda ordenar sus tareas por prioridades (primero lo haremos junto al niño/a y poco a poco que lo vaya realizando solo/a).
  3. Motivarles es muy importante. Alentarle para que realice las tareas y reconocer el esfuerzo (si el resultado no es bueno, no pasa nada si le reconocemos el camino realizado).

Algunos niños con epilepsia no tienen ni las mismas habilidades sociales ni la madurez de otros niños, ya sea por cuestiones psicológicas, actitudes familiares o de otras personas o por la imagen que él mismo tenga de sí. Estos niños pueden ser blanco de acoso escolar o burlas que agraven aún más su condición. En otro epi-texto ya hablamos del acoso escolar (Leer aquí). Debemos vigilar que no pase y alertar al centro escolar y a las autoridades pertinentes si vemos que nuestro hijo/a lo está sufriendo.